POR UNA FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA

Últimamente he tomado parte en varias conversaciones en las que diferentes fotógrafos coincidimos en sentir cierto hastío ante la repetición y la reiteración de un tipo de fotografía que agoniza desde hace un tiempo. No quiero ser maleducado ni menospreciar todo lo que ese género ha ayudado al desarrollo de la fotografía durante muchísimos años, pero tampoco quiero ser hipócrita y no atreverme a decir en público aquello que defiendo en privado. Creo que ya es hora de que admita que me aburre la fotografía documental. 

No estoy harto de la fotografía de Roger Fenton, Timothy O’Sullivan, Agustí Centelles, Walker Evans, Gerda Taro, Gonzalo Juanes, Eugene Atget o Lewis Hine. Pero sí de aquella fotografía que se limita a repetir lo que estos y otros grandes autores realizaron hace ya mucho tiempo. Y también estoy harto de que en España sea esa reiteración la que acapara la escena por encima de aquellas propuestas que hacen progresar a la fotografía. No quiero que la gente deje de hacer fotografía documental, solo quiero que no sea la que acapare la mayor parte del espectro fotográfico. Hace ya demasiado tiempo que los que estamos en esto sabemos que lo interesante de este medio no es su capacidad para representar la realidad, sino justamente todo lo contrario, su incapacidad para ser sincera con ella.  La fotografía es mentirosa por naturaleza. Y como a cualquier otra falsedad, no le queda más remedio que partir de una verdad para tergiversarla y negarla. Es ese conflicto el que me interesa. La fotografía ni es, ni deja de ser documental y es justamente por eso que me atrapa. Y es justamente por eso también que la etiqueta “documental”, especialmente en su sentido más ortodoxo, simplemente me aburre. Lo siento como algo ya superado, obsoleto. Sé que se trata de una simple y llana palabra, pero para mi resume una serie de conceptos y estéticas que la mayoría de los fotógrafos que nos preceden ya realizaron de manera impecable. Fotógrafos como Elliot Erwitt o Lee Friedlander son los que me hicieron engancharme a esto y siempre los seguiré admirando. Pero aunque algunos no lo crean, hace ya muchos años que ideas y conceptos como la evidencia, la autoría, la verdad, la razón, la calidad, la representación etc. se pusieron en duda. Y aunque sé que por culpa del horror de la Guerra Civil (entre otras cosas) en España hemos arrastrado cierto retraso, también sé que los que nacieron en mi generación no nos podemos quejar al compararnos con otros países occidentales en cuanto al acceso a la información y a la educación se refiere. Por eso me aburre que los fotógrafos que más exponen y más libros publican sean en su mayoría aquellos que destacaron hace ya más de treinta años y que además, generalmente, desarrollan fotografía documental en su variante más escrupulosa, y me entristece que algunos jóvenes y talentosos fotógrafos se limiten a seguir por esa senda. Especialmente cuando hay toda una nueva y espectacular hornada de fotógrafos que realizan otro tipo de fotografía; basta con visitar páginas como esta para darse cuenta de ello. 


Captura de pantalla de la web 30y3 con una imagen del proyecto 
"The Randome Series" del fotógrafo Miguel Angel Tornero

Entiendo, aunque no comparto, que la mayoría de las empresas privadas relacionadas con el medio no apuesten por nuevos fotógrafos que desarrollan un tipo de fotografía que el gran público no conoce, pero me parece lamentable que aquellos que cuentan con dinero y apoyo público no tengan un punto de vista más amplio y arriesgado. Y con esto no quiero decir que una sala pública no deba programar fotografía documental, solo digo que aquel que tenga la oportunidad y la responsabilidad de desarrollar un criterio tenga amplitud de miras y también apueste por lo nuevo. Cada año el MOMA de Nueva York realiza una exposición titulada New Photography donde han descubierto a grandísimos fotógrafos porque no tienen reparos en apostar por aquellos ante los que Cartier-Bresson (con todos los respetos para el que considero uno de los mejores fotógrafos de la historia) se rasgaría las vestiduras. Seguro que a la mayoría del estamento fotográfico de este país alguno de los autores que han formado parte de la edición de este año les parece un espanto (estoy seguro de que no llegarían a tanto y no los comparo, pero no puedo evitar y creo que no conviene olvidar lo que le pasó a Diane Arbus cuando expuso por primera vez en ese mismo museo y unos energúmenos llegaron incluso a escupir a alguna de imágenes). ¿Alguien se imagina a alguno de los (demasiados) museos de arte públicos españoles arriesgándose a una exposición de fotografía contemporánea española parecida a la del MOMA? O quizás sí que se está realizando alguna exposición de ese tipo y no me he enterado. Cosa que tampoco me alegraría demasiado ya que yo no tendría reparos en gastar mi dinero en viajar expresamente a otra ciudad (no sería ni la primera ni la última vez) para visitar esa hipotética exposición, y aunque es muy presumido ponerse a uno mismo de ejemplo, creo que de alguna manera dejaría en evidencia la poca difusión y repercusión que una propuesta de ese tipo habría tenido. 

En cualquier caso, quiero aclarar que no hecho la culpa de esta situación a la propia fotografía documental ni a los que la desarrollan. Creo que es responsabilidad de aquellos que tienen el poder de dirigir los pasos y la imagen del medio tanto internamente, como de cara al gran público. Y ahí no entran solo los comisarios e instituciones, también hay parte para las escuelas, por lo que asumo parte de culpa como profesor en una de ellas. Hace tiempo que me pregunto porqué en la mayoría de las escuelas la historia de la fotografía acaba en los 80, cuando ya han pasado más de treinta años desde entonces... ¿Acaso no está claro y absolutamente confirmado que prácticas como El Apropiacionismo (por poner un ejemplo rimbombante) han supuesto un cambio bestial al desarrollo de la fotografía tal y como la conocemos? Son movimientos que se dieron hace ya muchos años y que están influyendo de manera crucial a la fotografía que se hace hoy en día. ¿O es que todavía no somos capaces de asumir que forman parte de la historia de la fotografía? ¿Es por eso que si preguntas a la mayoría de estudiantes formados en escuelas en las que han estudiado una media de tres años, no tienen ni idea de qué supuso la exposición Pictures y no saben quién es Richard Prince, Sherrie Levine o Robert Longo? ¿O porqué no conocen a Ed Ruscha? ¿O porque no se sabe tanto de Jeff Wall como de Sebastiao Salgado

Últimamente he comprobado que ese desequilibrio no se debe a que los fotógrafos no les guste ese otro tipo de fotografía. Porque (y aunque aquí vuelvo a pecar de pedante) las pocas veces en las que alguna de las escuelas, espacios de enseñanza o instituciones a las que he propuesto talleres de fotografía contemporánea han apostado por ello, alumnos que son fotógrafos con trayectoria profesional, me han comentado la sensación de falta de educación e información que habían tenido en ese sentido. Esos comentarios reiterados son los que me permiten intuir que la preponderancia por la fotografía documental no es algo natural, sino que se trata de que no hemos tenido acceso a información o no nos han sabido explicar que existen todas esas otras opciones y derivaciones del medio. Obviamente yo no soy ni el primero ni el único en ofrecer ese tipo de educación. Existían y existen programas educativos donde se pueden adquirir estos conocimientos, yo mismo he tenido la suerte de ser alumno en alguno de ellos. Lo que yo critico es que toda esa información relativa a los fotógrafos que han desarrollado su trabajo durante los últimos treinta años, solo se imparta en masters, postgrados o talleres especializados. Creo firmemente que debería impartirse como parte de la educación básica a todos aquellos que quieran ser fotógrafos en cualquiera de sus vertientes comerciales o artísticas.

Por eso, y con todo el respeto hacia aquellos que lo organizan o toman parte del mismo y a su trabajo, y dejando muy claro que ningún caso quiero que se deje de realizar, he de reconocer que me entristece comparar la interminable cola que había para ver la exposición World Press Photo en el CCCB de Barcelona del 2011, con la poca repercusión que está teniendo la exposición de Iñaki Bonillas en el Centre de la Imatge La Virreina. O por poner algún otro ejemplo de algo aún más cercano a lo documental, lo poco que se ha hablado de la exposición de Paul Graham en la Fundación Botín en Santander, o lo desapercibida que ha pasado la reedición de New Topographics en Bilbao. ¿Porqué aquí todo el mundo conoce a aquellos que han ganado alguno de los concursos de fotografía documental, pero pocos prestan atención a otros fotógrafos y fotógrafas que han sido seleccionados y/o premiados en otros concursos internacionales con jurados formados por personas tan relevantes como los anteriores? ¿Acaso el hecho de que un fotógrafo español haya sido seleccionado en el concurso que ha dado a conocer a fotógrafas como por ejemplo Taryn Simon, que recordemos que acaba de presentar su último trabajo en la Tate Modern de Londres y en la Neue Galerie de Berlín, no debería merecer algo más de atención y repercusión? 

Places #38, del proyecto Views de Alberto Salván Zulueta
seleccionado en el Talent 2011 de la revista de FOAM 

Con este texto no pretendo solamente reivindicar la también mal llamada fotografía artística, conceptual o de autor (ya puesto a eliminar etiquetas, decir que me parece absurdo decir que solo un tipo de fotografía puede ser artística, conceptual o de autor), ni postularme como su defensor. Ni tampoco quiero que se deje de hacer fotografía documental, de hecho, quiero que conste que en su día escribí un texto apoyando una nueva fotografía documental. Lo que busco es proponer y dar a entender a la fotografía en su sentido más amplio, pretendo superar el término “documental” para que no se utilice más como un muro que impide que otros usos fotográficos sean conocidos y reconocidos como parte del mismo medio tanto por los propios fotógrafos, como por el gran público de este país. 

Supongo que mucha gente estará en profundo desacuerdo con lo acaban de leer pero creo, por lo que he hablado de tú a tú con otros fotógrafos, que hay otros que sí que simpatizan de alguna manera. Por eso creo que ya es hora de que esas conversaciones salgan de los bares y empiecen a circular de una manera mucho más fluida. Como siempre, todo comentario es bienvenido, especialmente aquellos que no estén de acuerdo con lo que acaban de leer para generar así un pequeño debate.