Por una opinión crítica de calidad

Ahora que ya tenemos fotógrafos ganando o siendo seleccionados para los más importantes premios y otros publicando en la editorial más codiciada del momento (eso sí, siempre fuera de nuestras fronteras), es hora de aprovechar el tirón e intentar asentar esta repentina erupción fotográfica con una sólida y estable base que la pueda sostener y dar continuidad en el futuro.

Cuando leí este artículo publicado en el imprescindible blog DLK Collection, hoy ya convertido (tal y como avanzaba el propio artículo) en web bajo el nuevo nombre Collector Daily, no pude menos que sentirme identificado. Loring Knoblauch comienza repasando la deprimente realidad laboral de aquellos que se dedican a escribir sobre arte y como cada día es más difícil cobrar por escribir un buen texto. Sin ir más lejos hace poco un amigo que hace un par de años fundó una nueva casa discográfica especializada en música contemporánea (sí, todavía hay quién apuesta por la música y además le va bien!...y no, no os creáis que la coletilla “contemporánea” solo es aplicable a la fotografía, en la música también tienen de eso...) organizó un concierto en Lleida. Cuando mandó la información a sus contactos de prensa, uno de los críticos más reconocidos del sector que publica en uno de los diarios más importantes de la ciudad y más allá, le respondió diciendo que iría a cubrir el concierto si ellos corrían con los gastos de transporte Barcelona-Lleida. Eso es lo que se suele decir “el mundo al revés”. Y además deja claro que nos encontramos en una situación de sálvese quién pueda, ya que a pesar de que se han y están intentando muchas y muy diferentes vías para conseguir publicar revistas y diarios, todavía no se han encontrado modelos lo suficientemente fiables y seguros a largo plazo como para poder apostar por ellos al cien por cien y poder pagar como es debido a sus trabajadores.

Pergamon Museum IV, Thomas Struth, 2001

Pero no es la delicadísima situación de las publicaciones lo que me ha llevado a escribir este texto, sino la defensa y reivindicación que hace de aquellos que escriben sobre arte en general, y sobre fotografía en particular. Y si Knoblauch se queja de la situación de la crítica especializada en fotografía en EEUU, la verdad es que no se que haría si le hubiese tocado vivir en España... Aquí el debate, la opinión y especialmente la crítica hay que buscarla, y mucho. Incluso en la comunidad de la fotografía online en la que existen infinidad de blogs y páginas personales, es difícil encontrar opinión crítica de calidad sobre terceros que no se limite a la adulación sin límites del protagonista en cuestión. Y en el caso de que se encuentre, se suele construir desde la descalificación y el rechazo al otro (el crítico de cine de El País Carlos Boyero es el paradigma de esto), en vez desde la argumentación y la reflexión. A mi me han llegado a felicitar por no meterme con nadie cuando opino sobre fotografía, como si el meterse con alguien tuviese que ser obligatorio e imprescindible cuando quieres desarrollar una idea que no se corresponde con la que pueda tener otra persona. Como si el único debate que se pudiese plantear tuviese que seguir las pautas de esos que se pueden ver en la tele más cutre y casposa.  La crítica no se resume en un ataque o defensa furibunda del trabajo de este conocido o aquel odiado, la crítica se tiene que construir desde la reflexión, la argumentación y la articulación de una opinión sólidamente contrastada.

De todas formas supongo que no es de extrañar que en un país en el que la gente no aprende inglés por la vergüenza insuperable que le da que los demás se rían de su acento, no seamos capaces de ir más allá de la mofa y la burla. Si todos los que han hecho los cientos de canciones, youtubes, memes y demás pasatiempos de burla sobre el dichoso “cup of coffe en la plaza mayor” hubiesen manifestado una crítica seria y sólida contra la candidatura de Madrid para los juegos olímpicos, quizás nos hubiésemos ahorrado ese dinero y a esa señora hace ya tiempo. Que sí, que la broma y el cachondeo está muy bien, y a mi también me gusta, pero no puede ser que eclipse lo que realmente importa. Seguramente esto tiene mucho que ver, una vez más, con la educación que recibimos. Una de las pocas cosas que envidio del sistema educativo estadounidense son esas clases de debate llenas de nerds que cuando era adolescente veía en las series y películas americanas...¿clases de debate, qué es eso? Aquello que en su día me parecía totalmente absurdo es algo que hoy echo muchísimo en falta. Y no hablo de ser capaz de defender el trabajo de uno mismo, sino de ser capaz de expresar con palabras ideas y reflexiones, escuchar las que tiene el otro y en función de ese intercambio llegar a algún tipo de conclusión. Y tampoco es que sea muy fan del modelo americano, porque tal y como son ellos, lo llevan todo al terreno de la competición y de quién es el mejor, pero sí que creo que al menos así ejercitan la reflexión, la argumentación y la capacidad de expresión de una idea en público.

Au Musée (en el museo), Gilbert Garcin, 1999

Empezaba el texto diciendo que tenemos que construir una base para dar continuidad y estabilidad a la nueva escena fotográfica española que con tanta fuerza está surgiendo, y creo que la crítica de calidad es parte indispensable de esos cimientos. Me arriesgo a decir que somos muchos los que compartimos está reflexión, de hecho ya se pueden empezar a encontrar algunos interesantes textos de opinión por Internet. El paso siguiente debería ser la creación de una nueva revista o publicación periódica sobre fotografía en España (que tanta falta hace en el desolado panorama actual de revistas físicas) que incluyese ese tipo de textos. Y no hablo de sesudos escritos académicos en los que tienes que pararte a cada frase para intentar descifrar el idioma codificado, imposibilitando de esa manera la lectura a todo aquel que no este familiarizado con ese tipo de encriptación. Hablo de textos que incluso (o especialmente) aquel que no tenga grandes de conocimientos de fotografía pueda entender, sopesar,  compartir y/o rechazar. Algunos de los artículos que aparecen en medios de otros países como los de Sean O'Hagan en The Guardian o los de Philip Gefter para el New York Times podrían ser buenos ejemplos.

Sé que la escena fotográfica peninsular tiene muchas más carencias de las que denuncio con este texto. Por ejemplo hace tiempo que creo que hacen falta comisarios que desde dentro de esta nueva generación lleven a cabo sus propuestas. Faltan galerías, espacios de arte e instituciones que estén abiertas y atentas a lo que está pasando. Necesitamos editores gráficos (que no sean al mismo tiempo fotógrafos) que den un giro radical a lo que se está publicando hoy en los grandes medios del país. Necesitamos gestores culturales con conocimientos y sensibilidad hacia la fotografía. Es indispensable la creación de un Centro Nacional de la Fotografía (o entidad similar) para preservar lo anterior, destacar lo actual y incentivar lo que viene... Así podría seguir un buen rato y seguramente en un futuro me pondré en este mismo blog a desgranar alguno de los puntos anteriores. Pero entonces y por qué empezar con reivindicar la necesidad de opiniones críticas de calidad? Porque tal y como ya he propuesto en otras ocasiones, creo que la única manera para colocar a la fotografía en el lugar que se merece, pasa por ampliar el número de público interesado en el medio, especialmente consiguiendo que la gente que no es ni protagonista ni profesional de este mundo se interese por ella. 

Museo del Prado, 1995, Elliott Erwitt

La crítica de calidad y accesible puede descubrir al lector a autores que no conoce y/o aportar un punto de vista nuevo y razonado sobre los que sí conoce. La opinión construye líneas de juicio y valor a través de la comunidad sobre la que trata, generando debate y argumentación para uno y otro lado, profundizando mucho más de esa manera en el trabajo de un autor. Un crítico escribe y opina desde el conocimiento y la pasión, dos factores que creo que pueden ser lo suficientemente atractivos como para que alguien ajeno al medio le llame la atención ese texto y se interese por aquello de lo que se habla. Una buena crítica debe proponer una nueva manera de analizar un trabajo que, sin importar si el destinatario lo conoce de antemano o no, invite a pensar sobre cuales son sus ideas al respecto. Personalmente, y más allá de que esté de acuerdo o no, un buen texto de opinión es el que me lleva a una compresión y disfrute del trabajo en particular (y del medio en general) más profundo de lo habitual.

PD: Muchas gracias a los que últimamente me habéis apretado para seguir escribiendo, por falta de  tiempo hacía demasiado que no escribía algo específicamente para el blog y la verdad es que lo disfruto y me ayuda mucho a aclarar mis ideas.